miércoles, 20 de diciembre de 2017

La carga del hombre blanco

portada de la edición en Español
"La carga del hombre blanco: El fracaso de la ayuda al desarrollo", cuyo título original en inglés es "The White Man's Burden: Why the West's Efforts to Aid the Rest Have Done so Much Ill and So Little Good", es un libro escrito por William Easterly, catedrático de Economía en la Universidad de Nueva York y codirector del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo. También fue trabajador del Banco Mundial, pero fue despedido por sus grandes críticas a las organizaciones que se encargan de la ayuda internacional, ideas que expresa en este libro. La obra fue publicada por primera vez en 2006 y traducida al español en 2015. Su título hace referencia a un poema de igual nombre, "The White Man's Burden", escrito por Rudyard Kipling, con connotaciones racistas donde expresa la idea de que el hombre blanco tiene como objetivo civilizar y colonizar a las demás razas, siendo esto un deber, una responsabilidad, una carga. La idea principal del libro consiste en que no se está proporcionado el enfoque correcto a la hora de determinar la ayuda que va a ser proporcionada frente a la pobreza, ya que se realiza de una manera externa, de arriba a abajo y sin preocuparse realmente por la efectividad de la ayuda que se proporciona. Los encargados de proporcionar esta ayuda son considerados por el autor planificadores. Por otro lado, él defiende a los buscadores, los cuales tienen un punto de vista totalmente contrario a los planificadores, ya que buscan ayudar al Tercer Mundo de la manera más efectiva posible, investigando, experimentando y empezando siempre desde abajo.

Este libro nos transmite la idea de que es importante dejar de lado la ambición y los grandes planes a largo plazo si realmente se quiere ayudar. Es necesario ponerse en el lugar de los que precisan ayuda para así poder entender realmente qué es lo que quieren y necesitan. No se van a conseguir resultados si se proponen soluciones únicamente de una manera externa, sino que hay que adentrarse, investigar, realmente implicarse con la ayuda. El autor nos indica que "el plan adecuado consiste en no tener plan", ya que hay que saber adaptarse y actuar conforme a cada situación, y no crear un plan general sin haber siquiera observado los problemas de una manera profunda, ya que así solamente se conseguirá desperdiciar la ayuda que con tan buena fe se proporciona.

Tal y como he expuesto antes, al hablar sobre la Economía del Desarrollo se nos presentan dos puntos de vista muy diferenciados: planificadores y buscadores. Mientras que Easterly es un buscador, también entra en juego el economista estadounidense Jeffrey Sachs, considerado un planificador. Hay una guerra constante entre ambos, hecho que se deja ver a lo largo del libro. Easterly considera que Sachs ha conseguido mucho a la hora de pedir y convencer a Occidente de que hagan más por el resto del mundo, pero está totalmente en contra de su estrategia de implementación de la ayuda. Se destina una altísima cantidad de dinero a la ayuda internacional, pero no se consiguen prácticamente resultados. Mientras Easterly considera esto un completo despilfarre, Sachs opina que es una cantidad aún insuficiente (siendo esta actualmente de unos 75.000 millones de euros anualmente).

original aquí
Sachs defiende la idea de la trampa de la pobreza, situación que se da cuando un país pobre es incapaz de salir de la pobreza a lo largo del tiempo debido a una sanidad pobre, una educación pobre y unas infraestructuras pobres. Es por esto que, apoya que la mejor manera de librarse de la pobreza es a través de la ayuda internacional, haciendo que la gente de los países pobres deje de serlo a base de ayudas ya que no es posible que mejoren su economía por su propio pie, tal y como se muestra en las gráficas de arriba a la derecha. Pone esperanzas en ello, expresando lo fácil que le parece acabar con la pobreza. Sin embargo, no es solo Easterly el que dice que la ayuda al desarrollo no ha sacado a ningún país de la pobreza, sino que Sachs también lo admite, argumentando que no ha sacado a ningún país de la pobreza pero que sí que ha aportado ayuda al crecimiento. Pero, si tan sencillo es, ¿cómo es que aún no han conseguido que ningún país deje de ser pobre? La ayuda favorece en cierta medida la condición de la gente, pero no consigue sacarlos de la pobreza, por lo que no hay por qué seguir esperando un éxito que se promete año tras año pero que aún no ha llegado.

Las ideas de Easterly, y sobre todo la manera de expresarlas en su obra, pueden resultar algo extremistas y excesivamente críticas de primeras, pero no se puede negar que nos aporta una serie de conceptos y valoraciones bastante útiles para aumentar nuestro conocimiento sobre la Economía del Desarrollo y nuestra visión crítica frente a este. Personalmente, no creo que haya que terminar con la figura de los planificadores, ya que también aportan a la ayuda, pero se debe intentar aumentar la cantidad de buscadores e intentar que destaquen entre los muchos planificadores que hay, para que así la ayuda internacional esté mucho más preparada para ayudar desde abajo y se puedan cumplir los verdaderos intereses de los que requieren dicha ayuda.

Cristina Martínez

jueves, 7 de diciembre de 2017

¿Ha finalizado la crisis en España?

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La crisis económica española, también llamada depresión económica española, comenzó en 2008 debido a la explosión de la burbuja financiera. La entrada de España en la Unión Europea en 1986 trajo consigo gran cantidad de inversiones europeas. Había dos opciones: invertir a corto plazo, explotando la construcción, la hostelería y el turismo o invertir a largo plazo, formando al capital humano y mejorando la tecnología del país. Debido a la situación del país, que era críticamente mala, se decidió invertir a corto plazo ya que parecía la mejor opción. En 1998 se aprobó la Ley del Suelo, lo que abarató la construcción, y subieron los precios. Fue una reforma necesaria ya que existía déficit de viviendas, pero trajo problemas como el descontrol de préstamos y la irresponsabilidad de hipotecas. En 2008, la burbuja inmobiliaria que se había ido formando durante los últimos años, explotó, lo que nos desembocó en la crisis. Dicha crisis trajo consigo altas tasas de paro, desahucios, recortes tanto en educación como en sanidad y un alto nivel de emigración a otros países. 

Según la contabilidad nacional, la crisis terminó en 2014, pero España aún no ha logrado recuperar los valores previos a esta, los valores de 2008. Es cierto que el país está recuperándose, siendo uno de los países más destacables en crecimiento dentro de la Unión Europea, pero no podemos quedarnos conformes con esta situación. En España ha habido una bajada de salarios para así intentar compensar el paro. Mientras que los salarios crecieron únicamente un 0'4% en España durante el segundo trimestre de 2017, de media lo hicieron en un 2'4% en la Unión Europea. El salario mínimo es de 707 euros, lo que se queda muy alejado de los 1250 de otros países como Alemania o Francia. La crisis ha dejado muchas consecuencias en el Estado de Bienestar, debilitándolo. Cabe destacar que la tasa del umbral de la pobreza ha pasado en la última década del 19'70% al 22'30%. Hay una situación bastante crítica respecto a la renta, ya que se observa una notable desigualdad

Respecto al futuro, debemos intentar ser lo más competitivos posible, apostar por el capital humano y crecer de todas las maneras posibles.  Para resurgir, tenemos que actuar de la mejor manera posible, ya me hay mucha competencia. Deberíamos aprovechar lo poco que nos ha proporcionado la dura crisis: una mayor conciencia respecto a los riesgos que tiene la economía, lo que nos induce a estar mejor preparados y protegidos, y los conocimientos obtenidos sobre los productos financieros. Se debe reducir la tasa de desempleo del 17'5% al 11'9% para cumplir el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Hay que buscar no estancarse, fomentando el crecimiento económico. Las cifras son estimulantes, pero aún hay un largo camino por recorrer para superar la crisis por completo.

Cristina Martínez