martes, 28 de noviembre de 2017

Singapur: la isla creciente

original aquí
Tras realizar un informe económico sobre distintos países del Sudeste Asiático, valorando ciertas variables tanto económicas como institucionales, pude observar que Singapur se sobresalía notablemente respecto al resto de países de la región.

Dicho informe estaba compuesto por diez países: Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunéi, Vietnam, Laos, Birmania y Camboya. Todos ellos son parte de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), fundada en 1967 y cuyos objetivos consisten en acelerar el crecimiento económico y fomentar la paz y la estabilidad en la región.

Con relación a los países mencionados anteriormente, Singapur destaca en el PIB per cápita, en la inversión extranjera directa y en los gastos en I+D positivamente. Tiene bajos niveles de inflación y, a diferencia del resto de países, apenas invierte en agricultura, pudiendo ser esta una de las razones de su ventaja económica. A nivel global, podríamos considerar a Singapur como uno de los países más desarrollados actualmente. Es uno de los centros financieros y de comercio más grandes del mundo, siendo el cuarto centro financiero más importante del mundo, tras haber sido superado por Hong Kong (ránking realizado según el entorno empresarial, el desarrollo del sector financiero, la infraestructura, el capital humano y los factores de reputación generales de cada país). Es el tercer país con mayor renta per cápita del mundo, ofrece facilidades a la hora de hacer negocios y se encuentra entre los países con menos corrupción del mundo.

Sin embargo, esto no siempre ha sido así. Singapur pasó de ser considerado un país del tercer mundo a ser uno de los más desarrollados. Para entender las razones de esto, estudiaremos sus últimos años de historia de manera muy resumida (información sacada de aquí, aquíaquí y aquí).

En los años 60, la realidad de Singapur era muy diferente a la actualidad. La independencia había dejado al país sumido en la pobreza y abundaba el desempleo, la inestabilidad política, la baja inversión en capital y las infraestructuras básicas. Uno de los factores claves del desarrollo de Singapur fue Lee Kuan Yew, primer ministro del país desde 1959 hasta 1990 y cofundador del Partido de Acción Popular (PAP). La llegada al poder de dicho partido trajo consigo una serie de reformas que impulsaron el desarrollo de Singapur. Fomentaron la inversión privada nacional y extranjera para así generar crecimiento en las exportaciones. También se crearon instituciones fuertes y se centraron en crear una amplia red de infraestructuras para así mejorar el bienestar social, facilitar la actividad empresarial y aumentar la productividad. Esto trajo consigo buenísimos resultados: entre 1960 y 1971 su PIB per cápita se había duplicado, aunque seguía teniendo niveles bajos, y había una tasa de ocupación casi completa. Singapur siguió creciendo económicamente de manera exponencial durante los años siguiente, excepto en dos ocasiones: en 1998, el país cayó en recesión, pero se consiguió recuperar. Lo mismo pasó en 2008 con la crisis económica mundial, agravándose la situación general pero recuperándose posteriormente. Una de las principales propuestas de Lee Kuan Yew era acabar con la corrupción. En 1960 se aprobó la Ley de Prevención de la Corrupción, se usó la Oficina de Investigación de Prácticas Corruptas para luchar contra las irregularidades y se endurecieron fuertemente las penas ante estas.

PIB per cápita (dólares estadounidenses actuales)
Es innegable lo sorprendente que resulta la transformación de Singapur en tan solo 50 años, pero no es un milagro, sino decisiones bien tomadas y reformas correctas que se centraron en favorecer la propiedad privada y el libre intercambio de bienes y servicios, en vez de limitarlo, e impulsaron la creación de un clima adecuado para realizar negocios e inversiones. Singapur es un país defensor del liberalismo económico pero no tanto de las libertades individuales, ya que cuenta con una forma de gobierno bastante estricta. Quizá sea exagerado considerarlo dictadura, pero desde luego no se puede considerar democracia. Sin embargo, los ciudadanos no se muestran completamente disconformes ante esto, ya que el PAP ha estado en el poder durante muchísimos años. Tal y como dije antes, es uno de los países con un menor nivel de corrupción del mundo, ya que las leyes en contra de esta también son bastante estrictas. Personalmente, no comparto tales restricciones a la libertad, pero no cabe duda de que su política económica, basada en el liberalismo económico y en un Estado de bienestar pequeño, con un gobierno fuerte, es prácticamente impecable. Muestra una economía solida al haber sido planteada a largo plazo y goza de un alto superávit, por lo que se puede esperar que se mantenga a niveles económicos tan buenos durante los próximos años.

Cristina Martínez

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